"El olor de la tierra exalta nuestras raíces"

miércoles, 1 de octubre de 2008

La vivienda libre sólo cae un 0,3%

Según el INE, y a pesar de la que está cayendo, la vivienda libre sólo cae un 0,3%. Parece, entonces, que en España no tenemos burbuja inmobiliaria.

El dato demuestra justo lo contrario. Es tan grande la burbuja, es tal la diferencia entre el precio real y el nominal sobre el que se ha gestionado la financiación de las últimas promociones privadas de viviendas, es de tal volumen la deuda que tiene el sector que lo mejor jurídicamente para los promotores y financiadores es que nominalmente no se toquen los precios. Vender, todavía, por debajo del importe del préstamo crea más problemas que soluciones. El resultado es que no se vende nada. La consecuencia será que el ajuste a la baja de los precios se hará de golpe una vez se haya podido endosar de una forma políticamente correcta la perdida financiera latente (Esto es lo que estará preparando el ejecutivo, una solución estéticamente parecida a la presentada por su despreciado Bush). De momento las entidades financieras, que no son hermanitas de la caridad, están retrasando el plazo de ejecución de préstamos impagados de tres a seis meses. Total, no sabrán que hacer con tanto piso.

Quedan por devolver muchos favores. Socializar las perdidas es lo que mejor se les da.

Puestos a intervenir, podrían restaurar la figura del censo en los inmuebles nuevos. La forma, que el Estado asuma la diferencia del precio real de los pisos respecto al préstamo dispuesto para su construcción y grave con un "censo mediano" por ese importe a la finca con la obligación de que el propietario entregue el día de San Juan una gallina ponedora a alguna institución benéfica y rece un Ave María en alguna de nuestras iglesias. Los promotores no rascan bola en sus ventas, las entidades financieras (La mayoría Cajas de Ahorro), que tendrían que aguantar la vela, no dotarían perdidas sino que transformarían la parte del préstamo  asumido por  el Estado como financiadores de deuda pública a largo plazo, los herederos de los adquirientes deberían asumir a los 50 años ese diferencial y el resto de contribuyentes tendrían la devolución de su esfuerzo en algún momento.

Aquí lo importante es lo de la gallina y dejar que la economía privada tire hacia delante.  


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