El terremoto de Ciutadans

En Barcelona, 23.606 Ciudadanos electores en estas Municipales, frente a los 31.951 que el pasado 1N dieron su apoyo a Ciutadans en las Autonómicas, han dado su voto a Ciutadans-Partido de la Ciudadanía. Sólo han pasado 6 meses y han perdido a 8.345 Ciudadanos, porque aunque no se vote al Partido de Ciutadans se es Ciudadano. Un 26,12%.
La dirección que salió del Congreso previo al 1N, y que no eran los protagonistas de aquel triunfo, son los responsables directos del resultado actual. Este resultado si que es atribuible al Partido de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, y para ser un partido nuevo no es malo. Pero este resultado es, principalmente, consecuencia directa de la actitud de la dirección y de muchos militantes en atar el "movimiento cívico Ciutadans" para transformarlo en una organización de corte muy clásico, donde el ideario pasa a un plano meramente retórico frente a la consecución de cuotas de poder público. Han pasado del "Nos importas tú", al "Nos importa tu voto". El resultado está ahí.
Cuando se inició el movimiento Ciutadans, los promotores lo impulsaban como una herramienta para los Ciudadanos contra el nacionalismo allí donde hay que representarlos, el Parlament. Ante los buenos resultados obtenidos, en las agrupaciones se acabó el proselitismo, la acción en la calle, se acabó la discusión política, la dirección condicionó la actividad a la preparación orgánica de las Municipales que estaban muy cerca, dejando el trabajo en el Parlament a las cuestiones formales. Primó el negocio de la política frente a la política de la calle. Además con actitud prepotente. El resultado, 8.345 Ciudadanos de Barcelona han dejado de invertir en ese negocio. Muchos con la sensación de que les tomaron el pelo. Ahora sus dirigentes deberán dar explicaciones a su Junta General, asumir el estancamiento de inversores en ese proyecto celebrando elecciones que permitan a otros presentar su plan de acción, y los diputados electos poner su escaño al servicio de los Ciudadanos. Antes de meterse en la nueva aventura televisiva de ser la alternativa a los grandes partidos en las Generales. Los eslóganes están bien si la base es buena, sinó se ve el plumero rápido.
Antonio Robles, secretario general y responsable directo junto con el presidente, tendría que haber estado ayer en la maquinaria del partido analizando los resultados y no de comentarista en la TV3.
Antes que la Esperanza, ya había llegado la desconfianza.